como
una caracola que, en la arena,
mezclara
su sonido con la pena
de
no ser por las olas ya mecida.
No
comprendo el sentido de esa vida
que
arrugó sin piedad mi faz morena;
infeliz,
sometida a su condena,
olvidada
del mundo y consumida.
Enredada
en mi propio desaliento,
desterrados
los sueños imposibles,
musito
mis plegarias en voz baja;
quisiera,
galopando sobre el viento
a
lomos de unicornios invisibles,
escapar
del temor que me amortaja.
Mira por donde he entrado en mi blog, y he visto una entrada de, Cavilaciones, y me he dicho: cuanto me suena ese título, voy a ver quien es, y mira, es mi amiga Eratalia con un soneto precioso con un poco de melancolía que no conozco en ti.
ResponderEliminarUna bellísima inspiración donde se luce tu pluma en todas las estrofas.
Me ha encantado, y me alegro de haber venido para dejarte un abrazo muy grande.
Ya pronto terminas el curso... que lo disfrutes te deseo con cariño.
Muchísimas gracias, Elda, me alegra ver que sigues visitándome.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.