Salí
por un momento de mí misma
para
habitar la piel en que tú habitas
me
olvidé de mis normas y principios
e
intenté empatizar con otra vida.
Ejercicio
de amor fue mi ejercicio,
adopté
tu talante por un rato
a
través de mis ojos vi tu mundo
e
intenté sostenerlo con mis brazos.
Fue
muy duro llevar sobre mi espalda
tu
acuciante dolor, tu desengaño
ponerme
en tu lugar, tener tus dudas,
entender
por qué estás desesperado.
Al
sentir como mía tu propia carga
aligeré
tus hombros un momento,
después
todo tornó a ser como siempre,
pero
a partir de hoy, yo te comprendo.
cuando se calzan los zapatos ajenos, nos damos cuenta a veces que nuestras penas son menos,solo asi sabremos a preciar a otros y por que no, deseartemos ser bien apreciados magnificos versos, un abrazo y mil aplausos
ResponderEliminarMuchas gracias de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo.