Soy un ser diminuto e ignorado,
invisible a la vista de la gente,
la voz queda del cántico coral.
Aunque a veces el ansia, de repente,
de mi grito callado
crea agudos que rompen el cristal.
Mas si miro y te encuentro aquí, a mi lado,
soy capaz de vencer el desaliento;
desgrano mi pesar, con sentimiento,
y lo vierto en tu oído:
lo que siempre soñé, lo que deploro,
lo que quise vivir, lo que he vivido,
lo que no pudo ser y lo que añoro.
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