EL ALMA ROTA

A veces el alma rota
se me hace un nudo, muy dentro,
y parte de su epicentro
el ansia cruel que me azota.
Es la pena que me embota,
que me angustia y me lacera,
tal que a veces pareciera
que acabará por ahogarme
si no encuentro a qué aferrarme,
aunque sea a una quimera.


El rostro el llanto me moja
languidezco sin remedio
pues sucumbí ante el asedio
de la pena y la congoja.
Esta vida se me antoja
tan vacía y sin sentido
que todo lo que he vivido
y lo que de ella me resta
es una condena impuesta:
¿para sufrir he nacido?



 

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