Cae la tarde plomiza y cansada,
como un manto de lana trenzada.
Me siento lasa y algo distraída,
acomodada, semi adormecida,
como el que sueña que vive y olvida
que no es un cuento bonito la vida.
Quiero escapar, el marasmo me abraza,
la inercia gris planea y me amenaza.
Este vacío me mantiene hastiada
ya que quisiera sentirme encendida
pero hoy la muerte a la vida se enlaza.