Trémula y caprichosa la poesía
se escondía en el fondo de mi alma
yo la quería extraer, y no podía,
seguía dormida allí, en plena calma.
Haré un ruido feroz que la despierte,
sentiré el sentimiento a borbotones,
pensaré en cosas trágicas: la muerte,
entonaré en voz alta mil canciones...
Yo sabía que estaba silenciosa,
que aún no quería sus versos desgranar,
que se mostraba así, tan vergonzosa,
por el miedo a no saberos agradar...
Mas le dije: "no temas, son amigos,
sólo quieren leerte y no juzgar…”
Y por fin poco a poco y despacito,
abrió sus ojos y comenzó a andar...
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