Oscuro amor, tan desalmado eres
que desdeño tu ingrata compañía:
vete de mí, si dices que me quieres.
Te llevaste mi risa y mi alegría
me has hundido en la lóbrega amargura.
Si pudiera, de ti me alejaría.
Hasta el silbo del aire me murmura
que te deje partir en buena hora
que quedarme contigo ya es locura.
Gime mi corazón y mi alma llora,
no tengo voluntad ni fortaleza,
un veneno me das que me enamora.
Y a pesar del dolor y la tristeza
continúo sujeta a tu albedrío,
aunque consciente soy de mi torpeza
sigo fiel a mi propio desvarío.