CRISTAL AZUL




La superficie límpida del agua
ante mí aparecía majestuosa
la fragancia del mar, tan olorosa
con su puntilla blanca, linda enagua.

Era un cristal azul, hermoso y bello
tan quieto que un espejo parecía,
con tal magnificencia se veía
que del cielo divino era un destello.

Atónita, moverme no podía,
deseaba danzar como posesa
para mostrar contento y alegría,

mas me dejó turbada la sorpresa
y mi piel con la arena se fundía
mientras mi voluntad quedaba presa.

CONFIESO


Confieso que transito por mi vida
deplorando sentirla tan perdida…
que podría haber hecho muchas cosas
a las que nunca opté, por trabajosas.

Mi afición por paletas y pinceles
jamás trajo consigo los laureles,
y aunque la concurrencia es muy escasa
luzco mis acuarelas en mi casa.

Escribir un buen libro era mi anhelo
pero no lo intenté, ¡qué desconsuelo!
porque nunca me vi capacitada
para hacer una historia bien hilada.

Quería, de pequeña, ser pianista,
pues vocación tenía ya de artista;
es obvio, mi pasión era el teclado,
sin ser pianista, está solucionado.

Lo aporreo fogosa, como loca,
mi sentir, en poemas desemboca;
no serán ni famosos ni loados,
sólo por mis amigos bienamados.

Los libros me rodean cada día,
lamento que no son de mi autoría.
Yo demuestro el amor que les profeso
queriendo contagiarlo, lo confieso.

El mundo de ahí afuera es diferente,
materialista y harto contundente
me siento a salvo, ebria de poesía
escribiendo feliz, con alegría.

A UN CHUCHO...

Recuerdo perfectamente
el primer día que te vi,
estabas tan solo y triste
que me enamoré de ti.

Sin conocerte de nada
te adopté en mi corazón,
así que te bauticé
con el nombre de Tristón.

Pobre perro abandonado,
tus dueños te llaman chucho
si no te han puesto ni nombre
no deben quererte mucho.

Casi no vienen a verte,
pocas caricias te han dado
me gustaría recogerte
y prodigarte cuidados.

Demuestras tanta alegría
cuando a la carrera vienes
que me hablan tus tristes ojos
dándome mil parabienes.

Y cuando nos despedimos
se te ve apesadumbrado,
quieto, viéndome partir,
tras la alambrera encerrado.

Tan leal y afectuoso
debes de ser fiel amigo;
haría un boquete en tu verja
para llevarte conmigo. 


A UN EXIMIO POETA (SONETO ITALIANO)


 
Al eximio y mirífico poeta,
cantor de los arpegios más sonoros,
envidia de plumajes tan canoros
con armónicos brillos en sus vetas.

Sorprendente rapsoda que me inquieta
como escaldo febril, rico en tesoros
que desgrana solícito sus oros
al oído feliz que lo interpreta.

Suplico de tu venia los indultos
si arrobados, mis pérfidos e incultos
sentidos, de ellos su deleite gozan.

Poseyendo seráficos acentos,
mi alma, regodeada al ver portentos,
crece y mis dedos ya los cielos rozan.